Después de mi anterior artículo en el que escribí sobre la dificultad de Rosberg para hacerse con una victoria desde la pole y su dudosa fuerza mental para saber mantener tras él a Hamilton sería hipócrita por mi parte regalarle hoy una oda en forma de post al piloto alemán. Por eso, a pesar de todo, me mantendré en mi línea alabando al que para mí está siendo sin lugar a duda el rey del espectáculo ( o uno de ellos).
Más de un día he salido en bici para refrescar la mente y tratar de regresar a casa con una gran idea que hubiese hecho temblar los cimientos presentes. En definitiva, lograr fomentar la creatividad al máximo. Uno de esos días llegue a una conclusión mientras pedaleaba: Cuanto mayor es el esfuerzo, menor es la conciencia. ¿Qué opinaría Lewis sobre esto?, ¿es conocedor de lo cerca que estuvo el pasado Domingo de tirar por la borda el trabajo de toda una temporada?.
Un trabajo que sigue teniendo como objetivo ni más ni menos que el título mundial. Un propósito que pudo haberse quedado "tirado" en la curva 4 del trazado brasileño durante la vuelta 28. Le es igual, pienso yo. Al británico criado en Tewin le sigue importando tan sólo ganar. Y hacerlo día a día. A corto plazo. Con todas sus consecuencias. Porque quizás en Interlagos no fue consciente de lo mucho que se expuso al borde del precipicio para después de todo acabar saliendo en la foto ocupando el segundo puesto del podio. ¿Necesidad de ello?. Ninguna y a la vez toda. Porque Lewis lucha de esa manera. Consigue vueltas rápidas haciendo las cosas a su modo. Al más puro estilo piloto de carreras. Haciendo sudar al cronómetro. Porque cualquiera que sepa lo más mínimo sobre como funciona esto de la Fórmula 1 sabe de sobra que cada metro de circuito has de lucharlo como si fuera el último. Nadie te va a regalar nada y lo de mantenerse en una delicada zona de confort no tiene cabida en la mente ganadora del piloto de Mercedes.
Un proverbio ruso dice que «las grandes obras las sueñan los genios locos. las ejecutan los luchadores natos. Las disfrutan los felices cuerdos y las critican los inútiles crónicos». Gracias Lewis. Nos vemos en Abu Dhabi.
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