viernes, 1 de mayo de 2015

Navegando hacia Europa

En frente, el mar Mediterráneo. Es de noche. Hora de zarpar, Ya no queda trabajo por hacer en los dos primeros continentes ocupados, al menos durante algunos días, por el campeonato mundial. 



Vettel observa el oscuro mar algo desconcertado. Ha llegado a Libia en avión desde Bahrein pero el resto del viaje prefiere hacerlo por mar. Él solo, navegando.  Está en la orilla apoyado en una sencilla embarcación. La pintura está muy deteriorada y apenas se nota pero la escasa luz que ofrece la luna esta noche deja entrever que es de color rojo. El piloto de Ferrari se ha ido introduciendo poco a poco. El agua ya le cubre hasta la cintura y comienza a tiritar. De un salto logra subirse a bordo. No hay marcha atrás. Comienza la verdadera aventura. Tras él queda una primera parte del campeonato que no está por la labor de verle regresar como un cobarde. No debería. Sin embargo, si tendrá que demostrar que los primeros grandes premios no han sido un espejismo. Notará como, en ocasiones, le falta el aliento. Tocará estar preparados para los empujes de una fuerte marejada que amenazará constantemente con volcar su embarcación. En la parte derecha de proa, impreso sobre el casco aun puede verse el nombre, ya borrado, de Fernando. Ahora sin embargo es él quien se encuentra a bordo, a los mandos. Toca decir no a morir ahogado. No es momento de rendirse ni siquiera cuando hayas caído al agua y los brazos y las piernas se resistan a flotar. La costa de una imaginaria ciudad de Trípoli ya queda exageradamente lejos y tras demasiados días navegando lo que se vislumbra frente a ti son ya las luces de Barcelona. La ciudad condal significa el comienzo del campeonato puro a través del viejo continente. Es momento de incluso zambullirse y nadar un buen trecho. Echarle huevos y sentirse vivo. Porque en ese mar cada noche navegas acompañado de miles de almas y seres humanos que lo han dejado todo para echarse al mar y llegar, si acaso, a la nada. Sin embargo a ti, Sebastian, te espera la costa de Barcelona. El dolor durará un momento, después no te faltará de nada. Pero a partir de la llegada a tierra tocará manifestar que los podios conseguidos en Albert Park o China o la  más que dulce victoria en Sepang han sido solo fruto de una simple y llana toma de contacto. Que queda lo mejor. Que eres tetracampeón del mundo. Que aquí y a partir de ahora solo se permite ganar. Que toca mojarse, Seb.

No hay comentarios:

Publicar un comentario