Recientemente he adquirido cierta afición por la
fotografía. Dicen que es fantástico poder viajar; ya sean viajes de una semana,
de un solo día o incluso hasta la vuelta de la esquina, con una cámara de fotos
bajo el brazo. Fotografiar produce infinidad de beneficios. El conseguir una
buena fotografía requiere movimiento. Y eso es bueno. Jamás podrás hacer una
buena instantánea desde la comodidad del sofá de casa.
Y ahora me pongo en la
piel de quienes tienen la posibilidad de verlo todo más de cerca. Esos
fotógrafos de medios de comunicación y freelances
autorizados a traspasar la burbuja blindada de la F1. Y es que debe ser cada
vez más complicado buscar la conexión entre el entorno y el fotógrafo. He elegido el papel de estos profesionales pero llámele
espectador si así se siente usted más identificado. Quizás vaya por ahí… El caso es que imaginándome en calidad de uno
de esos retratistas me siento con la obligación moral de encaminar mi trabajo por otros lares. Investigar, aventurarme y andar cruzando a la orilla opuesta del río. Realizar la fotografía desde otra perspectiva. Veo un campeonato cada vez más umbrío por
lo que debo abrir cada vez más el diafragma si no quiero tan solo retratar
sombras demasiado oscuras. Falta luz y los vigilantes no permiten seleccionar exposiciones demasiado largas. El entorno ha cambiado. Debemos ajustar reglajes en la cámara. Aceptamos el que sea cierto que no despertaras
hablando italiano en 1995 pero hemos de recordarte algo, Fernando; tampoco
estamos a comienzos de los 90 y el equipo para el que pilotó Ayrton Senna dista
mucho del equipo por el que has fichado. Tan solo dos nombres en común; el de
Ron Dennis y McLaren. Pero ambos han cambiado demasiado desde aquellos años. Y
te recuerdo que competiste para ellos en el 2007. Donde os conocisteis. Quizás
no eras tan maduro como consideras serlo ahora, pero Dennis era ya demasiado
Dennis. Y la cosa no cuajó. Por lo que dudo mucho que vuelva a cuajar ahora. Demasiadas dudas. Demasiado allanamiento del terreno para las especulaciones por parte de piloto y equipo. Demasiado interés en retratar lo que no ha sucedido. Y
ahora a mí me atormenta que todo esto de la perspectiva me haya llevado a sacar
conclusiones. En estos tiempos de la era digital, aun siendo un profesional del
retrato, tu fotografía aun tiene infinidad de posibilidades de caer en el
agujero negro de la “posproducción”. Porque ellos te observan desde el otro
lado. Desde la orilla opuesta del río. Tratando siempre de dificultar el que saques
una excelente y nítida imagen de lo que de verdad ocurre. Oscureciendo cada vez
más un escenario que alardea de estar repleto de brillantes luces de colores.
Oscureciendo cada vez más la Fórmula 1.
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