viernes, 15 de noviembre de 2013

Apocalypse Now!



Embarcaciones con más de 50 metros de eslora. Con las cubiertas y los cascos relucientes, impolutos. Chicas guapas, prendas escotadas, pieles bronceadas y ropas caras hicieron su aparición estelar por los aledaños del puerto que "inundó" el trazado de Yas Marina.

El rugido de los poderosos motores V8 en extinción son suplantados por la música trance que acompaña las fiestas privadas que arrancan cuando los monoplazas son guardados en los garajes. Fiestas en las que no falta de nada. Un buen dj, gente guapa, diez cocineros preparando aperitivos de diez nacionalidades distintas, directivos de multinacionales realizando gastos de empresa e incluso de vez en cuando alguien pregunta:«¿Cómo va la carrera?». Puede que el volumen de la música no te deje oír la respuesta. O quizás nadie se haya molestado en contestarte esa "absurda pregunta". «¿De qué hablas?¿Te refieres a los coches que de vez en cuando pasan por aquí haciendo ruido? Ni idea...¿otra copa?».

Durante el pasado Gran Premio de Abu Dhabi, y más este año con el Mundial decidido, lo que menos importó fue la Fórmula 1. Y cuando digo Fórmula 1 me refiero a la que se muestra al alcance, televisivo por supuesto, de la gran mayoría, la Fórmula 1 de las carreras. La de coches, pilotos y escuderías que pelean y nos hacen vibrar. Eso a ellos y ellas, los que están allí, al otro lado, les importa más bien poco.

Todo en el trazado de Yas Marina consta de zonas exclusivas. Puertos exclusivos para clientes exclusivos, salones exclusivos, hoteles exclusivos y hasta una torre, también exclusiva, para que los jeques puedan disfrutar cómodamente de la carrera. De repente el helicóptero de carrera sale a escena. Ya comienza a anochecer en el circuito y la escena de la fotografía te obliga a imaginarte a Sebastian Vettel en el papel del coronel Kilgore. Paseándose durante 55 vueltas con su RB9 por el exclusivo circuito:

¿Hueles eso muchacho? Napalm hijo, nada del Mundo huele así. Amo el olor a napalm en el atardecer. Que pestazo el de la gasolina quemada. Este circuito huele a...victoria.»


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