viernes, 6 de septiembre de 2013

Un latido para compartir

imagen: autoblog.it

En sus contratos figuran cifras desorbitadas de dinero. Cantidades las cuales la gran mayoría de nosotros no llegaríamos a juntar ni en veinte vidas. Que digo veinte… ni siquiera en cien ni doscientas. Todos ellos podrían vivir cómodamente con lo que ganan pero sin embargo muchos de ellos, por no decir todos, deciden invertir en negocios o proyectos ajenos a su profesión.

"Bodega Iniesta" es el nombre que aparece en las camisetas del Albacete. El equipo de fútbol estaba a punto de desaparecer por falta de liquidez y el campeón del Mundo y jugador del F.C. Barcelona decidió poner de su parte para salvar al equipo de su tierra. Y es que Andrés Iniesta es un referente en el terreno de juego y en el terreno de las inversiones. La bodega que patrocina al equipo de fútbol es de su propiedad y Andrés Iniesta Construcciones también. En las dos empresas, el futbolista da trabajo a sus vecinos manchegos, otorgándoles en muchos casos un fuerte aliento de aire fresco a los trabajadores y sus familias.

Kanouté, el que fuera jugador del Sevilla, también decidió invertir parte de su patrimonio en la compra de una mezquita en Sevilla para ayudar a los fieles musulmanes de nacionalidad española, argelina y senegalesa que acudieron en busca de ayuda para evitar que el centro se cerrase. Unos 500.000 euros fue el coste de tal operación. Insignificante para él en el sentido económico y gratificante para muchos en todos los sentidos.

Didier Drogba financia con su dinero fábricas de café y chocolate en su país, Costa de Marfil, para dar trabajo a las mujeres. Además se ocupa de mantener orfanatos, escuelas y hasta la construcción de un hospital. Ha conseguido que compañeros de equipo y profesión como Lampard o Terry colaboren también en estos proyectos.

Ahora, dejando de lado a los futbolistas, esta semana fue Fernando Alonso quién daba la noticia de que ha adquirido la licencia del equipo ciclista Euskaltel-Euskadi. El asturiano, según publica Bussines Book GP, cobra unos veinte millones de euros anuales en el equipo Ferrari. No quiero entrar en detalles de si los contratos publicitarios que efectúa (que son bastantes y para marcas importantes) entran o no dentro de esa cantidad. Imaginemos que no es así, que tan sólo gana los veinte millones contantes y sonantes. Sería más que suficiente para tener este tipo de detalles y muchos más. ¿Cuánto tiempo lleva Fernando Alonso en lo más alto de la F1? Bastantes, ¿verdad? Desde hace ya años el piloto dos veces Campeón del Mundo mantiene unos sueldos muy apetecibles. Cantidades con las que también habrá invertido en otras vertientes para ganar más, perder menos…¿qué sé yo? Jamás me he visto ni posiblemente me vea con tanto dinero a disposición. Lo importante es que esta vez ha decidido hacer su inversión de esta manera tan cómplice con su deporte (sin motor) favorito, el ciclismo. Da continuidad a un clásico de este deporte. Un equipo español dónde actualmente corren veintisiete ciclistas, un equipo técnico de diez personas y un conjunto de auxiliares de otras trece más entre mecánicos, masajistas y hasta un cocinero a los cuáles Fernando les garantiza de este modo el mantenimiento de sus puestos de trabajo. Y ni que decir tiene la garantía para muchísimos aficionados de poder seguir ilusionándose con su equipo favorito.

¿Que luego existen casos de "enfermos del dinero" que son capaces de intentar crear un túnel subterráneo que comunique su casa con la discoteca de su propiedad como Ronaldinho? Pues sí. El dinero estropea la mente, y mucho. Pero quedémonos con los casos como los citados aquí arriba. Deportistas que de alguna manera dejan ver que el dinero no ensucia a todos por igual, que en algunos corazones deja de vez en cuando un latido para compartir con los demás.

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