lunes, 14 de septiembre de 2015

Somos los mismos

A pesar de gustarle llamar la atención con sus aventuras a lo largo y ancho del planeta cuando toca ponerse las botas, guantes, mono y casco el británico presume de saber gestionar mejor que nunca su forma de ser.



El británico suma ya en lo que llevamos de temporada: siete victorias, tres segundos puestos, un tercero y un sexto, el de Hungría. Lo que significa que aún no ha tenido la desdicha de tener que abandonar un Gran Premio. Tan sólo en el circuito de Montmeló, en el Gran premio de España, perdió la oportunidad de hacerse con la pole en favor de su compañero de equipo Nico Rosberg. Duele decir que ese primer puesto en la parrilla es el culpable de que el piloto de Stevenage no pueda presumir a día de hoy de llevar pleno absoluto de poles en lo que va de temporada. "Tan sólo" suma once. De locos. Tampoco podemos negar que su máquina monta un diamante en bruto tallado de buena manera en el High Performance Powertrains de Mercedes en Brixworth pero... ¿únicamente la herramienta se convierte en el factor determinante de los resultados de un piloto? Por supuesto que no. Lewis es un tío excéntrico fuera de la pista de igual manera que demuestra ser un piloto con una gran capacidad de concentración y control de si mismo dentro de ella.

Y es que el chico inglés, que ahora luce cabellera rubia oxigenada y cuya piel cada vez está formada por más decilitros de tinta en forma de símbolos significativos para él, es un tipo que demuestra seriedad sentado en el sillón de su oficina. A pesar de gustarle llamar la atención con sus aventuras a lo largo y ancho del planeta cuando toca ponerse las botas, guantes, mono y casco el británico presume de saber gestionar mejor que nunca su forma de ser. En su puesto de trabajo no exige grandes comodidades. No demanda siquiera espacio suficiente para colgar unos cuadros, unas fotos de sus entrañables bulldogs o para tener un enorme y estrambótico estante de cristal de Swarovski donde exponer sus trofeos a la vista de quienes entren a reunirse con él. Aunque tampoco hay espacio para visitas claro está. El lugar en cuestión no dispone de todo ello porque su oficina es el diminuto cockpit situado en la planta baja de un edificio de alta ingeniería bautizado con el nombre de W06 Hybrid. Allí dentro no tiene las mismas vistas que las que disfruta a bordo de su Bombardier CL-600, un flamante jet cuyo coste es de unos 25 millones de Euros, pero ni falta que hace. En su dependencia laboral nadie le interrumpe y las únicas llamadas que entran son las remitidas por su ingeniero de pista a través de la radio. Allí Lewis se vuelve imbatible. El rey de la fiesta.

Se dice que no somos los mismos dentro y fuera del trabajo. Es posible que terminemos estando de acuerdo con ello ya que la jerarquia asociada a los entornos laborales suelen estar muy marcadas y algunas convenciones sociales nos recomiendan no comportarnos de determinada manera en el trabajo y que dejemos de lado tales comportamientos para cuando salgamos a divertirnos. Sin embargo nunca dejamos de ser quienes somos. De ser los mismos tanto a un lado como al otro del cristal. Lo que cambia es que parte de nosotros decidimos mostrar en cada momento.

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